Normalismo
en Argentina
Alumna: Smircic, Dana
La escuela Normal de
Paraná fue la cuna de los normalistas. El normalismo rápidamente
iba adquiriendo una cierta autonomía respecto de las políticas
oficiales y de las teorías de la época, que influían también
sobre el pensamiento y la actividad de maestros y profesores. Los
pedagogos “normalizadores” fueron quienes construyeron los
pilares de nuestro sistema a fin de del siglo pasado y principios de
éste. El nombre de “normalizadores” también se vincula al hecho
de que muchos de ellos fueron egresados de las primeras escuelas
normales que se fundaron en el país: de la Escuela Normal de Paraná
y de las Escuelas Normales Nº 1 y 2 de Capital Federal. A través de
ellas, se difundió una pedagogía que reformo las formas de enseñar
y aprender en la Argentina.
El positivismo pedagógico
elaboro modelos dirigidos a ordenar, reprimir, expulsar o promover en
la escuela sistemática a la población, alcanzando la mayor
correlación posible entre raza, sector social y educación
proporcionada por el Estado.
La corriente que
denominaremos normalizadora, predominante en la docencia, se sentía
apóstol del saber y consideraba que educar al ciudadano era una
misión.
El método, la
organización escolar, la planificación, la evaluación y la
disciplina eran las nociones que organizaban su práctica. Desde el
Ministerio de Educación de la Nación y los ministerios provinciales
pretendían que se clasificara todo en registros de asistencia y de
conducta, en bitácoras y boletines de calificaciones.
La concepción
normalizadota, fue influida por el higienismo, una corriente médica
y sociológica que tuvo mucho auge en la Argentina. La preocupación
por hábitos higiénicos, alimentarios y sexuales se acrecentó con
la llegada de los inmigrantes, que veían bruscamente cambiadas sus
condiciones de vida. El higienismo avanzo y penetró la vida
cotidiana de las escuelas. Los mobiliarios escolares fueron
cuidadosamente seleccionados para prevenir la escoliosis y garantizar
que las más manos limpias reposarían ordenadamente sobre los
pupitres para evitar los contactos sexuales; el beso, tachado de
infeccioso, fue prohibido: los guardapolvos eran impecablemente
blancos, los libros, desinfectados. La escuela se convirtió en un
gran mecanismo de adaptación a las normas.
Imágenes
seleccionadas
“La táctica
escolar”
Esta expresión se usaba
desde 1880 en las escuelas argentinas. En un artículo publicado en
1884 y titulado “La táctica escolar”, un colaborador anónimo de
la Revista de Educación de la Dirección General de Escuelas de la
provincia de Buenos Aires decía “los movimientos que maestros y
alumnos necesitan ejecutar en la escuela tienen mucha semejanza con
los movimientos militares, y como éstas deben tener aquéllos una
táctica especial” (citado en: Pineaum1997, p.95). La táctica
escolar, entendida como un sistema de señas y movimientos, ayudaba a
lograr el orden, ahorraba tiempo y creaba en los alumnos el hábito
de la obediencia, y traía la uniformidad en los movimientos, tal
como se puede observar en la imagen.
Esta imagen fue extraída
del: Álbum de fotos enviado a la Exposición Universal de París,
Buenos Aires, Witcomb, 1889.
Los normalizadores fueron
los que impusieron su concepción del vínculo pedagógico y
estructuraron las bases de una relación entre maestros y alumnos en
el aula por largos años.
Tal como se muestra en la
imagen, los normalizadores desarrollaron un sistema de clasificación
y diferenciación de los alumnos según sus edades, progresos y
orígenes sociales
La inclusión de la
Educación Física se produjo entre 1895 y 1898, en las Escuelas
Normales de Maestras y Profesores. Para la configuración de la
educación física argentina hubo dos corrientes o ideas
doctrinarias:
Una que identificó
a la gimnasia con ejercicios militares. Corriente que surge de las
necesidades guerreras que había generado el estado en formación,
tanto por guerras de la independencia como por los peligros
externos, por ejemplo, problemas limítrofes. Reflejo de ello es la
creación de la Escuela de Gimnasia y Esgrima del Ejército en 1897.
La otra idea
doctrinaria corresponde a la que puso énfasis en dos aspectos:
La salud y la
utilidad de los movimientos encarados de forma científica,
apoyándose en las ideas y conocimientos de fisiólogos europeos de
la época: Esteban Marey (1830 - 1904), Fernard Lagrange (1845 -
1909), George Demeny (1850 - 1917) y Philippe Tissie (1852 - 1935)
(SOLÍS-FERRO, 1996: 3-4; LANGLADE-LANGLADE, 1970:28).
La educación,
apoyada en la obra pedagógica de José María Torres - 1895),
Benjamín Zorrilla (1840 - 1896), Francisco Berra (¿? - 1906),
José Zubiaur (1856 - 1921), Pablo Pizzurno (1865 - 1940) y en el
Congreso Pedagógico Internacional de Instrucción Primaria y el
Congreso Internacional para la propagación de los Ejercicios
Físicos en la Educación, realizados ambos en París en 1889
(CALVO, 1996: 39)
Es este último aspecto
doctrinario el que podríamos definir como Educación Física Normal.
Bibliografía:
AISENSTEIN, A.,
1998, “Historia de la educación Física escolar en
Argentina”, Revista del Instituto de Investigaciones en
Ciencias de la Educación, Año VII - Nº 13, Facultad de
Filosofía y Letras UBA, Bs. As.
PERAZZO, CUQ Y De JOSE, s.d. “Historia
de la Educación y Política Educacional Argentina”
ROMERO BREST, E., 1910, “Evolución
de la Educación Física en la Escuela Argentina” Recopilación:
Censo 1909 y Revista de la educación física 1910, Bs.As.
PUIGGROS,
Adriana,2003 “Que
paso en la educación” Breve
historia desde la conquista hasta el Presente
-DUSSEL, Inés y
CARUSO, Marcelo (1999) “La invención
del aula”.